ESCUCHAR-te / ESCUCH-ARTE

Sí, definitivamente escucharte a vos misma es eso: un arte que nos descubre a diario.

ESCUCHAR-te / ESCUCH-ARTE

🎧 ESCUCHAR-te / ESCUCH-ARTE

Sí, definitivamente escucharte a vos misma es eso: un arte que nos descubre a diario.
Somos protagonistas de la escucha de manera permanente: damos escucha, recibimos escucha…
Pero… ¿escuchamos u oímos? ¿Nos escuchan o nos oyen?

Cada día me convenzo más de que lo más sencillo que tenemos al alcance de la mano es, en muchos casos, lo más difícil de lograr.
Tenemos nuestros oídos muy cerquita, y allí está la audición, ese sentido tan glorioso que a veces no valoramos porque lo damos por obvio.

Resulta interesante establecer una diferencia entre oírescuchar.
Oímos ruidos. Oír es percibir un sonido.
Pero escuchar requiere de todos los sentidos.

Escuchamos palabras, pero también silencios.
Cuando verdaderamente escuchamos al otro con atención, nos ponemos en su lugar, somos empáticos.
Nuestra mirada acompaña cada palabra, nuestros gestos responden, el tacto se vuelve un invitado al diálogo: estrechamos la mano, abrazamos, tocamos un hombro.
Nuestro gusto se vuelve amargo o dulce; lo sentimos y lo expresamos mientras las palabras fluyen.

Cuando escuchamos de verdad, el otro lo percibe: siente que le hicimos un espacio, se siente respetado, entendido, contenido.
No necesitamos estar de acuerdo para escuchar ni para ser escuchados.
Escuchar en la dificultad y en la discusión requiere de habilidades concretas para lograr conversaciones productivas y felices.

Por eso para mí es tan importante saber escuchar y dejar de oír.


ESCUCHARSE A UNA MISMA

En primer lugar, necesitás tener claro cómo sos con vos.

¿Cómo es tu nivel de escucha interna?
¿Solés detenerte a escucharte?
¿Notás el tono con el que te hablás —agresivo, amable, intempestivo, suave, enérgico—?

Todo lo que digas te ocupa.
Tu interior recibe eso que estás diciendo.

¿En qué momentos te prestás atención?
¿Solo cuando lo sentís o también cuando te escuchás?
¿Escuchás tus silencios?
¿Escuchás tu cuerpo?
¿Escuchás la forma en que tratás a los demás?

Aprender a escucharnos es vital para nuestro crecimiento personal.
A partir de ahí, establecemos las bases para poder escuchar a los demás y generar las condiciones para ser escuchadas también.

Queremos saber escuchar, pero necesitamos también que nos escuchen.
Y aunque no podemos controlar las acciones de otros, sí podemos ocuparnos de nuestro propio trabajo: escucharnos y aprender a escuchar a los demás.


☕ ESCENARIOS DE ESCUCHA

En segundo lugar, te invito a responderte:
¿Cómo me gustaría que me escuchen?

Imaginá una situación con alguien que querés. Elegí a esa persona, serví el té o el café, y visualizá la conversación.
¿Cómo te gustaría que se diera?

Practicar ese escenario te prepara para todas las conversaciones cotidianas.

No importa el tipo de vínculo: vas a saber escuchar al cajero del supermercado, a una amiga, a tu hermano o a un jefe.
Desarrollar la escucha es una habilidad universal.

Preguntate:

  • ¿Te gustaría sentirte juzgada mientras hablás?

  • ¿Necesitás la aprobación gestual del otro para avanzar?

  • ¿Te hace bien una mirada humilde o soberbia?

  • ¿Aumenta tu bienestar cuando te sonríen mientras te expresás?

Cada una de estas respuestas suma a tu capacidad de escucha.

Y recordá una regla básica:

Hacé con los demás lo que te gustaría que hicieran con vos.

Una vez más, estarás empezando por vos misma y mejorando tu versión, volviendo siempre a la meta:
dar lo mejor de vos.


PEQUEÑAS CLAVES PARA ESCUCHAR MEJOR

Algunos componentes sencillos para mejorar tu escucha:

  • Tener un buen diálogo contigo misma: tus intereses, tus deseos, tus interpretaciones.

  • Generar un espacio propicio y acorde a la conversación.

  • Prestar atención sin interrumpir.

  • Suavizar los gestos: tus gestos también comunican.

  • Practicar el aquí y ahora: en ese instante, lo más importante es esa conversación.

  • Si estás apurada, posponé. Avisar muestra respeto por el tema.

  • Tené paciencia: esperá a que la persona termine de expresarse antes de responder.

  • Preguntá si el otro quiere tu opinión antes de darla.

  • Recordá: ser buena escuchando no garantiza que los demás lo sean contigo.

  • Generá espacios virtuosos de silencio acompañado. Respirar también es escuchar.

Saber escuchar es el inicio de todo buen vínculo.
Te conecta con vos y, desde ahí, con los demás.

Cuando tengamos poco y bueno para decir, y mucho por aprender,
nuestros oídos serán más sabios.
Así mejoramos nuestra calidad de vida, cultivamos plenitud y alimentamos el círculo virtuoso de nuestro entorno.


🔑 CIERRE

Animate.
Aprender a escuchar es realmente maravilloso.

Siempre aliadas,
Flavia



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